Muchas veces perdemos el foco, muchas veces sabemos que tenemos que hacer, por que leemos, nos informamos, hacemos cursos… sin embargo, para que estas herramientas sirvan necesitan ser adecuadas al contexto en el que estás, necesitan ser “reales” y “aplicables” en tu familia.

Nadie quiere ser una mala mamá, nadie quiere ser un mal papá, nadie quiere colapsar y que sus hijos/as les tengan miedo, sin embargo, es un hecho que el día a día en la crianza, muchas veces se nos vuelve cuesta arriba, esto sumado a las mil cosas y mil frentes con los que tenemos que lidiar hace que nuestras habilidades parentales disminuyan…

Y ahí es cuando dejamos de “mirar más allá de su conducta”, cuando reaccionamos en vez de responder, cuando nos frustramos con su frustración y dejamos de ser el adulto que necesita.

Soy mamá de 2 niñas de 8 y 5 años, y sé como la teoría y lo que se supone que debía funcionar muchas veces parece no funcionar. Por lo que me he preocupado de investigar y probar metodologías reales, y eficaces que nos ayude a conectar con nuestros hijos/as, tomando en cuenta siempre el contexto, las características y necesidades del niño/a y la familia, la historia de lo que tren los padres y los patrones que hay que romper.

Esta metodología la sintetizo en mi “Asesoría parental”